La flota holandesa tomo la isla de São Tomé el 2 de octubre de 1641. Varios misioneros capuchinos bretones que se encontraban en la isla fueron apresados y enviados a Recife. Desembarcando el 14 de enero de 1642. Amparados por el Gobernador Mauricio de Nassau y financiados por un importante comerciante Breton asentado en Pernambuco obtuvieron el permiso del Papa para seguir con sus labores religiosas. Los capuchinos se establecieron en Olinda edificando un pequeño convento y una iglesia dedicada a Nossa Senhora do Monte Calvário. Tras la expulsión de los holandeses, los misioneros bretones obtendrán la licencia regia portuguesa para establecerse también en Recife, donde edificaron el Hospicio de Nossa Senhora da Penha.