Antonio Álvares Botelho abandonó el oficio mecánico de sastre para enrolarse en la armada al mando de D. Fadrique de Toledo y Osorio, que logró la Restauración de Salvador de Bahía el 30 de abril de 1625, ciudad que desde el año anterior estaba en manos neerlandesas. Tras la victoria, Antonio Álvares Botelho optó por «quedarse voluntariamente» en la América Portuguesa y se alistó como soldado en las tropas de la Ordenança de la Ciudad de Salvador, actuando siempre «como honrado y valiente soldado» y luchando «con mucho valor y riesgo de su vida» ante los sucesivos ataques neerlandeses capitaneados por Piet Heyn o el mismísimo conde Johan Maurits van Nassau-Siegen, que tuvieron lugar en los años siguientes. A finales de la década de 1630, Álvares Botelho llegó a prestar, por lo menos en dos ocasiones, considerables sumas de dinero a la Cámara Municipal de Salvador, así como objetos útiles para la artillería, amén de esclavos, con la finalidad de mejorar las fortificaciones de la ciudad ante los repetidos ataques neerlandeses. En 1639 fue promovido a capitán de infantería y en 1659 fue incluso elegido tesorero del cofre de los huérfanos de la Cámara Municipal de Salvador. Antonio Álvares Botelho fue el padre de Manoel/Manuel Botelho de Oliveira (Salvador de Bahia, 1636-1711). (Citas de Rodrigues-Moura, en prensa).
Person | Relationship | Person | Operations |
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Antonio Álvares Botelho | Familiar → Padre | Manoel Botelho de Oliveira | See Manoel Botelho de Oliveira |